Röstis de patata y kale
Soy virgo, y tengo un ligero TOC que no lo cuento a nadie. Me puedo obsesionar con una receta o con un ingrediente durante semanas y meses. Puedo retestear una receta 5 veces en un día, hasta que me salga. Y eso me ha pasado con los röstis, esta crêpe de patata crujiente. Yo soy mitad belga-mitad suiza, de donde proviene el famoso rösti. Se trata de un plato muy popular en Suizas. Patatas ralladas que se fríen en aceite de oliva hasta tener una galette crujiente, y en ocasiones se acaba en el horno.
He leído mucho sobre los röstis, si mi TOC también me hace leerme muchos artículos sobre comida e ingredientes, para poder perfeccionar la receta. Algunos röstis se preparan con pancetta, cebolla, quesos o hierbas frescas. También existen diferencias en la elaboración. La principal diferencia es si las patatas se cuecen previamente o se ponen crudas. Según los expertos, si el rösti se consume como acompañamiento se ponen cocidas, así el rösti puede impregnarse de la salsa. Pero si el rösti es el plato principal (como es el caso aquí), se emplean patatas crudas. Hoy vamos a preparar Röstis de patata y kale.
En este caso, he utilizado kale negro toscano, podrías añadir hierbas frescas, queso rallado y ajo rallado si quieres. Pero simplemente con patata, kale y sal bastataría para hacer un buen rösti. He probado diferentes versiones, y me funciona mejor no escurrir las patatas para tener el «almidón» de éstas para que el rösti no se rompa al cocinarlo y darle la vuelta. También no hacerlas muy finas, y taparlas durante unos minutos.
Lo puedes servir con un poco de labneh y garbanzos salteados. O bien para una versión más adulta, con un huevo poché y kimchi.
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